En este artículo reflexionamos sobre la evolución social en el seno de una cultura. Aportamos la visión actual comparada con la perspectiva de María Montessori y sus hallazgos respecto a este particular.
La evolución de la infancia hacia lo social
El inicio del desarrollo social es algo que se discute mucho en el seno de las familias: escolarizar o no antes de los tres años, la empatia que esperamos de nuestros hijos e hijas hacia otra persona que se ha hecho daño, la prestancia a compartir la merienda o restaurar un agravio con un perdón…
Quizá, como todo en el ser humano, este desarrollo social comienza en el momento de la gestación.
Sin embargo, no podemos pedir a una niña o niño un comportamiento convenido socialmente. Esto es algo que tarda más en aparecer y en cada persona se da en un momento diferente.
Lo que sí es verdad es que como educadores y educadoras somos modelos para la infancia y nuestra doble moral muchas veces no les deja tener esa seguridad en su y nuestro comportamiento. Por ello surgen bloqueos o evasiones al estímulo social.
A las comunidades todavía existentes les cuesta resistir, por lo que es aún más difícil observar un desarrollo natural de la sociabilidad en la infancia. Todo son parches y remiendos. Herramientas como el role-playing ayudan a simular situaciones y practicar respuestas ante las mismas.
La sociedad por cohesión de María Montessori
Sin embargo lo que nos debería interesar de verdad es que se genere lo que María Montessori llamaba “sociedad por cohesión”. Ésta estaba fundamentada en un desarrollo libre de la personalidad del infante en un ambiente preparado que cubre sus necesidades.
Este desarrollo llevaba a formar un grupo humano muy unido, sin fisuras, en el que la comunidad infantil era capaz incluso de pensar antes en los o las demás que en uno o una misma.
Cuarenta niños y niñas obedecían al unísono; el juego del silencio y otros surgieron como constatación del fenómeno. Esto asustaba un poco incluso a la autora del hallazgo. Prueba de ello fue el intento de captación de María Montessori por el régimen fascista italiano que acabo con la expulsión de su país natal.
En realidad se trataba del desarrollo de la voluntad que había llegado a su mayor nivel y la persona podía gobernarse teniendo en cuenta tanto su bienestar como el de las demás.
La evolución de la sociedad hoy
Qué diferente este concepto de sociedad por cohesión al que manejamos en la actualidad. Todavía no se ha desterrado lo punitivo como guía social.
Los derechos a veces tan solo se quedan en deberes y la caridad sustituye al apoyo mutuo. Cómo Sebastián Faure o Stuart Mill propugnaban, pensar en uno mismo o una misma no tiene porque significar olvidarse de la otra u otro.
El hecho de estar junto al resto de seres humanos, ya sea en su dicha o en sus desgracias, puede ser motivo de gran satisfacción.
Las personas que han llegado a esta “sociedad por cohesión”, sin carga religiosa o moral metafísica, pueden dar testimonio de ello.