22 Abr Fantasía e imaginación en el método Montessori
En este artículo vamos a plantear las diferencias entre la fantasía y la imaginación dentro del método Montessori. Quizás sea uno de los temas más recurrentes y peor entendidos de esta metodología.
La infancia y la realidad
La infancia siempre será protegida, de una manera u otra, por la sociedad. Esta máxima seguramente esté en la base del encubrimiento de una realidad no deseada que por todos los medios queremos evitar a nuestros hijos y hijas.
Nos da miedo que descubran demasiado pronto lo dura que puede llegar a ser la vida, y por eso les contamos “cuentos de hadas”. La fantasía se impone como un lenitivo y una virtud de la infancia.
La visión romántica nos hace creer que incluso hay que desarrollar esa facultad que solo los niños y las niñas poseen en toda su potencialidad, ya que creen realmente lo que no es real.
No nos damos cuenta de lo fuerte y maravillosa que es la vida. Lo “fantástico” está delante de nuestros ojos, en cada centímetro de espacio y en cada segundo de tiempo. Al igual que en la etapa adulta somos capaces de captarlo, también existe esta habilidad durante la infancia. Esto se producirá si permitimos su desarrollo sin interferencia.
La educación en el asombro por la vida, fantasía e imaginación “reales”
“Educación en el asombro” lo denomina Catherine L’Ecuyer. María Montessori lo llamaba “ayudar a la vida”. Ayudar a que la vida pueda desplegarse, a captar los misterios que guarda la naturaleza y que no sabemos por qué se nos permite descubrir.
Aquí entran en acción las verdaderas facultades de la infancia, la imaginación y la creatividad. Todas las niñas y niños se orientan y exploran su entorno en busca de regularidades y armonía. Esto da lugar a un tanteo experimental y artístico, que les hace únicos en su afán de autoconstrucción.
Las historias que podemos contar antes de los 6 años deberían despertar su interés por la vida, ya que es el momento de mayores sinapsis neuronales. “La mente absorbente” está preparada para ello y es lo que anhela.
Las películas son otro obstáculo para esta explosión de interés por las cosas reales y un escollo en el desarrollo de la fantasía e imaginación. En la infancia cuesta mucho despegarse de las escenas vistas en los medios audiovisuales, debido a su fuerte impronta (iconografía, vivas imágenes y fuertes colores) y esto hace que sea difícil romper con esa imaginería en sus juegos e interacción con el mundo.
Más adelante, cuando el niño o niña esté asentado en la realidad, podrá entender la simbología de los cuentos o disfrutar de las grandes epopeyas cinematográficas.
Nuestro consejo hasta entonces es dejarles disfrutar de verdad de su infancia.
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